



Taller de ternura
El 20 de noviembre de 2001, hace 20 años, Carlos Menéndez nos dejó. Y fue mucho lo que nos dejó...
Con el corazón roto y los ojos llenos de lágrimas Olatz Marcos puso música a unos versos que escribió Aingeru Mayor. Y cantaron aquella canción en la despedida a Carlos que se celebró en Artea (Bizkaia) tres meses después de su muerte, el 22 de febrero de 2002, coincidiendo con el aniversario de su nacimiento.
20 años después, en aquella grieta que se abrió en nuestros corazones, y regadas por las lágrimas vertidas y por toda las sonrisas vividas, han crecido y florecido las semillas que Carlos nos regaló, las semillas de la ternura. Esa ternura que ya no está sólo en la piel y en las vidas de quienes conocimos a Carlos, sino que ha ido pasando a través de cada caricia, de cada mirada, de cada abrazo, de cada momento de ternura compartido, a nuevas pieles, a otras vidas, a más corazones...
En este viaje, con todo lo vivido en estos 20 años, el encuentro entre Aingeru Mayor y Gustavo Olmedo, músico, productor musical y compañero de tiernas navegaciones, genera una nueva sinergia y, como primer paso, deciden rescatar aquel canto que compuso Olatz Marcos, restaurar y actualizar tanto la letra como la melodía y re-crear esta preciosa canción-homenaje, Tu esencia, que la voz de Miriam Jaén hace volar, y un videoclip, que da forma visual a la canción, en el que participan tanto quienes conocieron a Carlos, como quienes no habiéndole conocido directamente han recibido el regalo de la ternura que Carlos nos legó.
Canción y videoclip que estrenamos el 20 de noviembre de 2021, 20 años después de que Carlos nos dejase... nos dejase tanto...
Tu esencia
Cierro los ojos y siento
que hoy no es ayer ni es mañana,
que ya no estás a mi lado
y una lágrima me sangra.
Esta lágrima riega la tierra
que cultivamos,
tu recuerdo es ya semilla
de un futuro más humano.
Contigo aprendimos tanto,
aprendimos a querernos,
y a convertir cada instante
en un presente eterno…
...presente eterno
Ayer tuvimos tu presencia,
hoy tenemos tu esencia.
//No hay más mundo que el mío, el mundo nace conmigo y muere conmigo.
Luego el mundo soy yo, y si soy yo el mundo, yo soy la felicidad.
Cuando yo soy lo más importante y yo soy la felicidad, y quiero a alguien, le hago la vida feliz,
porque yo disfruto con el placer del otro, porque es lo que a mí me da felicidad.//
Tus raíces, tus palabras
nos abrieron mil senderos
y una brújula nos diste
para nunca más perdernos.
Y así vamos, caminando,
con un nuevo sentimiento
ya no estás a nuestro lado
ahora te llevamos dentro.
Contigo aprendimos tanto,
aprendimos a querernos,
y a convertir cada instante
en un presente eterno…
...presente tierno
Ayer tuvimos tu presencia,
hoy tenemos tu esencia.
Contigo he aprendido tanto
a romper las armaduras,
a mostrame vulnerable
y a volar sin ataduras…
des-nudarme y aceptarme,
des-cubrir nuestra hermosura,
mirarme en tu espejo y verme,
todo un viaje, una aventura,
hacer del encuentro un juego
sin guion ni partitura,
inventarme nuevos caminos,
sumergirme en la ternura...
Zure sustraiak, zure argia, [Tus raíces, tu luz]
samurtasuna… [la ternura...]
Haizeari esan diot [Le he susurrado al viento]
maite zaitugula. [que te amamos]
Ayer tu presencia,
hoy tu esencia.
...sustraia... [...raíz...]
Tu esencia
Canción homenaje a Carlos Menéndez (22/02/1945-20/11/2001, Bizkaia)
Letra: Aingeru Mayor
Música: Olatz Marcos y Gustavo Olmedo
Producido por Gustavo Olmedo
Voz: Miriam Jaén
Guitarra: Sergio Gallardo
Bajo: Gustavo Olmedo
Violonchelo: Ángel Morilla
Percusión: Agustín Henke
Videoclip. Idea original: Aingeru Mayor y Gustavo Olmedo
Gracias a quienes han puesto su mirada, su sonrisa, su piel, sus caricias y su ternura en la grabación del video.
Grabado
entre octubre y noviembre de 2021 en La Semilla en Bolonia (Cádiz), en
el Espacio Tolteca en Bollullos de la Mitación (Sevilla) y en casa de
Rosa y Kepa en Artea (Bizkaia). Gracias por abrirnos las puertas de
vuestros hogares para realizar la grabación.
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Imagen: Body building(1994) Itziar Okariz |
Mayor nos habla de cómo para el orden social es más fácil aplicar sus dinámicas sobre aquellos cuerpos de insaciabilidad neoliberal (la mayoría) que identifican el adiestramiento de los placeres y goces desde las prioridades de la cópula, desde la imposición del falocentrismo corporal y desde la mercantilización de los cuerpos. Aboga por cuerpos placenteros, cuerpos no mutilados para el goce, cuerpos no-censurados, cuerpos no-esclavizados por lógicas productivas, cuerpos no-expropiados, cuerpos que vivencian el propio cuerpo -las propias carnes y pieles, como propias-, cuerpos que dan prioridad en la centralidad del cuidado -hacia sí mismo, hacia las otras/otres y hacia el entorno-. Cuerpos que no se viven como enemigos. Cuerpos que no viven su deseo como un elemento carencial.
Luisa- ¿Cómo podríamos recuperar el cuerpo como lugar de potencia, gozo, sentir, regocijo y deseo durante todo lo propio a la reproducción social o -lo que es lo mismo- durante todo el trabajo de gestación y/o sostén?
Aingeru- Quizás podríamos preguntarnos primero por qué en esta sociedad tanto el deseo como el cuerpo placentero están censurados, están negados, no sólo en los tiempos de gestación y crianza, sino en cualquier momento de nuestras vidas. Una hipótesis sería que el orden social es mucho mas fácil de imponer sobre sujetos dis-placenteros, sobre cuerpos mutilados para el goce, sobre seres permanentemente insatisfechos. Y es que, si fuésemos seres conectados con el goce, no tengo yo nada claro que nos íbamos a dejar esclavizar por las lógicas productivas como lo estamos haciendo.
Pero, más allá del por qué de ello, a mi me interesa reflexionar sobre cuáles son los elementos que principalmente están condicionando de manera tan desgarradora la vivencia de nuestro cuerpo, de nuestra sexualidad, de nuestra erótica… La mercantilización del cuerpo de las mujeres a través de la imposición de un prototipo de “belleza” que lleva a que a las mujeres no les guste su propio cuerpo, a que no lo acepten. La expropiación a las mujeres, desde que son niñas, del conocimiento y la exploración de su cuerpo para el placer. La imposición falocrática que vende a los hombres que no hay más sexualidad que la del pene erecto. La tiranía de un modelo que establece cuál ha de ser el uso correcto del cuerpo para el goce, y que tiene como centro y fin la cópula, dificultando, o más bien imposibilitando, el juego y el encuentro de los amantes.
Y la idea sería investigar en qué medida podemos no tanto intentar derrumbar todo ese sistema represivo para “hacer una revolución”, sino hackearlo abriendo posibilidades desde lo personal, ampliando márgenes, para vivir, aunque sea un poco, fuera de estas lógicas impuestas. Claro que esto me lleva a ir más allá de la crítica hacia “el sistema opresivo y opresor”, me lleva a salir de la trinchera, a hacer algo más que decir que “este sistema es una mierda”. Me lleva a mirarme, a verme, y a reflexionar sobre mi vivir. Y, sin olvidarme por supuesto de todos los condicionantes sociales, es más, teniéndolos muy en cuenta, ver qué es lo que yo quiero (o si prefieres, lo que yo puedo) hacer con mi cuerpo, con mi placer, con mi manera de encontrarme con el otro. Y aquí hay vías de exploración y de cultivo que creo pueden ser muy muy fértiles. Es decir, siendo muy consciente de que me muevo en un terreno de juego que se me impone, coger las riendas de mi vida e ir viendo y generando pequeños cambios que me posibiliten vivir un poco mejor. A mi y a quienes me rodean. Aceptar que yo, yo sólo puedo cambiar lo mio. Y quizás soñar (aunque haya quien me pueda decir que peco de ingenuo) que cambiar mi pequeño mundo es la única manera de cambiar el mundo.
Des-cubrir el cuerpo, romper la jerarquía de los placeres, ir al encuentro desde la oferta… Cultivar la ternura que Carlos Menéndez definía como “la capacidad de ser importante para ti, porque tú eres importante para mi”. Qué diferente sería todo si pusiésemos el cuidado como elemento central de nuestras vidas: tanto el cuidado de una misma, como el cuidado mutuo y asimismo el cuidado del entorno.
Tengo el gusto de reseñar un libro muy especial para mi. Se titula “Tránsitos: Comprender la transexualidad infantil y juvenil a través de los relatos de padres y madres” y ha sido escrito por Aingeru Mayor y publicado por la editorial Bellaterra.
Antes de empezar con la reseña, quiero hacer una aclaración a título personal. Me siento muy autorizado para hacer esta reseña pues se trata de un tema en el que llevo muchos años trabajando y se trata de un texto en el que he participado intensamente antes de que viese la luz. De hecho, en el periodo de su gestación, y gracias al tiempo extra que nos regaló el confinamiento con motivo de la COVID-19, he discutido y platicado con su autor hasta el amanecer, he revisado y corregido el manuscrito y he hecho multitud de propuestas y críticas. A decir verdad, la experiencia, ha sido, en sí misma, intelectualmente fructífera y humanamente gratificante.
Pasado el verano, una vez publicado el libro, Aingeru me hizo llegar un ejemplar dedicado que he vuelto a leer con mucha atención. Sorprendentemente, me he vuelto a emocionar como si fuese mi primera lectura. De nuevo, me ha conmovido y me ha removido; me ha enfadado y me ha ilusionado. Leyendo estas historias de familias que conozco y reconozco he reído y he llorado, he sentido rabia y simpatía, enfado y alegría, desazón e ilusión. Aclarado todo lo antedicho, comienzo la encomienda: reseñar el texto del libro (y dejar de hablar del contexto que me une a él).
La obra está dividida en tres partes que llevan por título: Relatos de vida, Análisis, Reflexiones. En la primera parte, la más larga y, sin duda, la más emocionante, se ofrecen veinticinco relatos breves, escritos por diferentes redactores amateurs, padres o madres de menores transexuales, que nos ofrecen, desde dentro, el testimonio de su vida familiar. Cada redactor, cada relato, cada familia, cada circunstancia, es diferente al resto; sin embargo, todos ellos conforman un mosaico o una polifonía de vivencias singulares que conforman una realidad coral. De todo ello emerge una narración colectiva y polimorfa que se constituye en un microcosmos coherente y consistente. Por ello, si el lector o lectora abandona la lectura tras haber leído estas primeras 230 páginas, la experiencia habrá merecido la pena pues todo lo que cabe decir ya está dicho, mostrado, apuntado, sugerido. No obstante, a partir de ese momento, el autor toma el control del timón y empieza otro libro diferente sobre el mismo tema y sobre los mismos casos. Si antes Aingeru Mayor había cedido la pluma a las familias, en la segunda y tercera parte, se pone las gafas de sexólogo sustantivo y cambia el modo de escribir y el modo de describir; por lo tanto, cambia también el plano de lo escrito y el plano de lo descrito. Aunque siga hablando de lo mismo, esas niñas con pene y esos niños con vulva, se habla ahora desde otro lugar y de otro modo. Con ello, se produce, en el interior del propio texto, un tránsito, el que va: desde la autoría coral a la autoridad del autor, desde lo íntimo de las familias a lo profesional del científico formado e informado, desde lo concreto de los hechos a lo abstracto de las ideas, desde lo singular de las experiencias a lo universal del conocimiento. Con ello, Aingeru Mayor empieza a construir teoría sexológica especializada y cualificada. Con todo ello, esta segunda parte se va conformando con una mezcla de: oportunas lecciones que sirven para «aprender sobre el tema» y buenas praxis que sirven para «gestionar el tema».
Finalmente, la obra acaba con una tercera parte más breve en la que se ofrece un ramillete de conclusiones sobre la infancia y adolescencia de estos niños y niñas. Pero, además, el autor se adentra en los ignotos territorios de algunas realidades vecinas. Así, ofrece algunas reflexiones sobre otros dos hechos de diversidad sexual diferentes: de un lado, niños y niñas con genitales ausentes, ambiguos o ambivalentes; de otro lado, niños y niñas con identidades ausentes, ambiguas o ambivalentes. Aunque los hechos sean diferentes y las razones sean otras, también estos niños y niñas plantean un problema radical al imperativo cumplimiento de esa axiomática predicción sexual que viene a decir: “si tiene vulva será chica”, “si tiene pene será chico”. De hecho, esta es una de las lecciones que pueden extraerse del libro de Aingeru Mayor: la predicción que relaciona genital neonatal con identidad sexual futura es «una buena hipótesis pero un mal axioma». Por lo tanto, conviene no ser rígido y dejar que sean las evidencias quienes confirmen o desmientan la hipótesis inicial.
Para finalizar esta reseña, quiero señalar varias cuestiones. Por un lado quiero señalar que esta obra es un tanto difícil de clasificar. Podría decirse que es un libro de relatos biográficos pero también podría decirse que es un libro de casuística. Se trata de un texto profesional (si se quiere, científico) caracterizado por el rigor pero también se trata de un texto literario hermoso que ofrece emoción a raudales. Desde luego, ofrece una pátina profesional sobre un hecho desgarradoramente humano que, durante siglos, ha permanecido sumergido en las entretelas de lo personal y lo interpersonal: la difícil biografía de quienes no cumplen la axiomática predicción sexual.
Se trata de un libro que puede servir a todo tipo de profesionales (sobre todo, a quienes se dedican a la educación, los servicios sociales o la salud,...) pero perfectamente sirve para todo tipo de familias (no solo para quienes tienen en su seno a estos menores).
Aunque el libro versa, sobre todo, sobre material íntimo, propone interesantes materiales que bien pueden servir para planificar y construir otra nueva polis que es perfectamente posible y está a nuestro alcance. De hecho, como ocurre con todas las grandes obras, aunque habla de lo local y de lo singular ofrece buenos materiales para pensar y repensar sobre lo global y lo universal. Son cuentos pero son cuentos que han sido escritos sin cuentos; son historias pero son historias que conforman la historia: tanto nuestra historia actual como la historia inmediatamente futura que ya estamos cincelando con lo que hacemos y dejamos de hacer.
Visto el resultado, me siento cuadruplemente orgulloso: del autor, de las familias, de la obra y de mi mismo por ser partícipe de todo esto. Me siento optimista e ilusionado de comprobar cómo, con motivo del conocimiento y la comprensión de cómo son y qué les pasa a estos niños y estas niñas, se van abriendo: mentes y normas, caminos y oportunidades. No es mucho pero tampoco es poco.
Joserra Landa
https://www.facebook.com/joserra.landa/posts/3437396412992251
Se acaba de publicar, el libro “Transitos. Comprender la transexualidad infantil y juvenil a través de los relatos de madres y padres”.
Este libro recoge 25 historias reales narradas por madres y padres de niñas, niños y jóvenes, cuya identidad sexual no se corresponde con aquella que se les supuso al nacer. Sus relatos nos regalan la posibilidad de conocer lo vivido en sus hogares; de ver a través de sus ojos; de latir con sus corazones…
El autor nos ofrece, además, un análisis de esos relatos y una serie de reflexiones y conclusiones que nos permitan ir construyendo un conocimiento estructurado de la transexualidad infantil y juvenil.
La lectura de este libro resultará de gran interés tanto para madres y padres como para profesionales que quieran acercarse a la comprensión de esta realidad. Asimismo, se trata de una lectura atractiva para quien quiera zambullirse en una colección de relatos llenos de emoción y sentimiento; historias que nos hablan de anhelos y esperanzas, de miedos, negaciones y sufrimiento, de valentía y de fuerza, de muchas lágrimas vertidas, lágrimas de dolor, rabia y tristeza, y también lágrimas de alegría y de esperanza; de una sociedad que se empeña en ahogarnos con sus imposiciones de género; de cuán duro es crecer sin ser visto; de aceptación, de solidaridad, de amor… incluso, de amor incondicional.
Historias que nos hablan, sobre todo, de la lucha de estas chicas y chicos por poder ser quienes verdaderamente son.
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Fotograma del film "Ma vie en rose" |
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Fotograma del film "Ma vie en rose" |