Fotograma del film "Ma vie en rose" |
Hay
niños con vulva y niñas con pene. No
son la mayoría. Pero eso no significa que no existan.
Los
estudios más mencionados hablan de una prevalencia de 1 persona de
cada 15.000, si bien estudios más recientes están hablando de 1 de
cada 1.500.
Desde
el desconocimiento pensamos que un niño es niño porque tiene pene. Y que una niña es niña porque tiene vulva. Pero una
cosa es lo que se tiene y otra lo que se es. Que en la mayoría de
los casos coincida, no significa que en otros no. Porque uno, o una,
tiene lo que tiene, y es lo que es. Que son dos cosas diferentes.
Está
claro que si, por ejemplo en un accidente, yo pierdo mi pene y mis
testículos, dejaré de tenerlos. Pero no dejaré de ser un hombre.
Seguiré sintiéndome y viviéndome como un hombre. Seguiré siendo
un hombre, el hombre que yo soy. Porque la razón de mi ser sexuado
no está entre mis piernas.
Para
saber lo que uno, o una, tiene entre las piernas basta con mirar
allí. Para saber si alguien es él o es ella, en cambio, habrá que
preguntárselo, porque solamente uno mismo, o una misma, puede saber
si es ella o es él.
Ser
niño, ser niña, es algo que uno, o una, descubre. No es una
decisión, una preferencia o una cuestión de voluntad. Es una
convicción: se siente niño, o niña. O quizás lo podemos expresar
mejor así: se sabe niño, o niña. Porque eso es lo que es.
Cuando
lo que los demás “ven” coincide con lo que el, o ella, es,
entonces este proceso de descubrimiento es transparente. Cuando no,
puede resultar trágico.
Porque
cuando a un niño, o a una niña, se le niega desde el exterior su
ser niño o ser niña, él, o ella, tendrá que dedicar una parte
enorme de sus esfuerzos a hacer frente a ello, a defenderse, a
reafirmarse; en vez de dedicar esos esfuerzos a jugar, a aprender, a
ir desarrollando todas sus posibilidades, a desplegar todo su ser.
Cuando
a una niña, o a una niño, además se le dice que no es lo que es
por lo que tiene entre las piernas, le dificultamos, aún más, la
gestión de su propio cuerpo. Y,
seguramente, esto le lleve a rechazar y quizás a odiar sus
genitales, esa marca que los demás señalan, muestran y usan como
bandera y razón para negarle su ser.
Ojalá
les escuchásemos, a niñas y niños, cuando nos hablan.
Es
duro, muy duro, ver a un niño, ver a una niña, por la mañana, tras
despertarse echarse a llorar. Llorar porque sabe que ese día también
tendrá que enfrentarse con el hecho de que le digan que es lo que no
es, que le digan que no es lo que es, que le digan qué es lo que
tiene que ser. Llorar porque sabe que ese día también tendrá que
pelearse para que se le reconozca que es quien es. Llorar porque sabe
que, no queriéndolo, se tiene que preparar para una guerra. Porque
no le van a dejar en paz. No le van a dejar en paz ser lo que es. Un
niño. Una niña. Simplemente.
Aingeru Mayor
Fotograma del film "Ma vie en rose" |
Un documental muy interesante:
Lecturas para profundizar en todo esto:
- Transexualidad en educación: un asunto más de sexo, que no un asunto de un sexo más. Xamu Díez Arrese
- Género genital (o la obligación legal de estar genitalmente clasificado). Joserra Landarroitajauregi
- Términos, conceptos y reflexiones para una Comprensión Sexológica de la Transexualidad. Joserra Landarroitajauregi
Películas que dan también mucho para reflexionar:
- Ma vie en rose (1997)
- Tomboy (2011)
- XXY (2007)
- El último verano de la Boyita (2009)
- Vestido nuevo (cortometraje)
Más referencias en la web de
CHRYSALLIS. Asociación Estatal de Familias de Menores Transexuales
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